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lunes, 24 de septiembre de 2007

Delfina Acosta





Delfina Acosta, Asunción, Paraguay, 1956.



Su infancia y su adolescencia pertenecen a su patria chica, el pueblo de Villeta, donde cursó estudios primarios y secundarios.
Su primer poemario Todas las voces, mujer... obtuvo el Primer Premio "Amigos del Arte". En relación con este libro cabe mencionar que el mismo figura entre las mil obras más visitadas de la Biblioteca Virtual de Cervantes de España.
Integró durante mucho tiempo el Taller de Poesía "Manuel Ortiz Guerrero" dando a conocer algunas obras en publicaciones colectivas del mencionado Taller.
Publicó el poemario La cruz del colibrí, que lleva prólogo de la poetisa Gladys Carmagnola.
Reunió sus cuentos que obtuvieron premios y menciones en concursos literarios en el libro El viaje.
Su obra Romancero de mi pueblo mereció el segundo premio "Federico García Lorca".
Dio a conocer un poemario llamado Versos esenciales, dedicado a honrar la memoria del gran poeta chileno Pablo Neruda; dicho poemario obtuvo el Premio Pen Club del Paraguay.
Su último libro, que editó Portal de Poesía, lleva el nombre de Querido mío:, y ha ganado el premio "Roque Gaona 2004".
Sus obras ( cuentos y poesías ) están incluidas dentro de numerosas antologías nacionales y extranjeras.
Es columnista del diario ABC Color; hace comentarios literarios sobre las publicaciones de los poetas y narradores paraguayos y extranjeros, en el Suplemento Cultural del mismo diario.





Poesía de Delfina Acosta:



ESTATUA EN LA PLAZA VERDE


Te esperaría. Yo sería, amado,
la primera en llegar hasta la vía,
y la última en volver, con un paraguas,
de la estación del tren que te traería.
Iré hasta el mar como la lluvia, a veces,
y pasaré del mar a la otra cita,
en el muelle del puerto, frente al río.
Seré la gris silueta que tirita.
Inmensamente sola como novia
saldré a buscarte y volveré tardía.
Del balcón a la plaza partiré.
Seré una estatua de melancolía.
Y a la hora puntual de nuestras muertes,
si llegara primera a nuestra cita,
te estaré ya aguardando para darte
mi amor en una blanca margarita.



DESOLADA

a Gabriela Mistral

Antes de echar mi cuerpo al ebrio río,
muy ebria ya, entré por las abiertas
puertas del templo; oí a una rata huir.
El atrio era una vieja madriguera.
Y le dije a mi Dios, en cualquier parte,
que pecar, no pequé, y ni siquiera...
Un relámpago atroz iluminó
las pocas velas y tronó la iglesia.
No supe qué decir, mas las palabras
fluían de mis lágrimas, sinceras.
Los santos parecían escucharme
con esa educación de gente vieja.
Y por si ahí estaba, a Dios le dije,
que amar, amé. Mis huesos di a las fieras.
Jesucristo en la cruz olía a herrumbre.
El río me aguardaba entre las piedras.
( Del libro Querido mío: )




DIENTES

Estrella que es error, yo soy los dientes,
y solamente dientes, no la boca
que yerra, miente, injuria, a Dios calumnia,
y cuando su áspid guarda queda roja.
Ay, pobre bocas, lenguas enredadas
con las malas palabras que hablan solas.
Yo soy los dientes que castañetean
cuando filosos muerden a las rocas.
Las bocas son carmín que en la intemperie
pierden su fuego; en su lugar, las rosas
en las muy frías noches, de sus frentes
dejan caer sobre el amor sus gotas.
Soy como Hefesto, dios que cojo y feo,
pelea doy, mas llama que se llora,
no sé qué frase mágica invocara
para una vez besarte oscura boca.




EL BESO

Voy a contarte un cuento que otras saben.
Las menos como tú jamás supieron.
Era un juego de a dos pues se enfrentaban
un rey hermoso y una reina a besos.
Y érase que ella alegre se moría
como última tecla en caba beso.
Y él riendo tomaba con su boca
un poco de su lengua y de su aliento.
Pasó el verano bajo el puente chino,
sopló el otoño y garuó el invierno,
volvió la primavera y se marchó
detrás de un par de niños aquel juego.
Y érase esa mujer que aún lo amaba,
y moría de pena, pero en serio.
Y érase la tristeza en el ciprés
la hora en que llovía en ese reino.


HADES



La primera señal: te salen lágrimas,

y escribes, sin querer, mejores versos.
Se apagan los faroles de la cuadra,
pero tus ojos brillan más atentos.
Y hay dos señales: si con él te cruzas
es como si te diste vuelta a verlo.
La cerrazón que cae sobre tu alma
te lleva a presumir que ya es invierno.
Si habré escuchado historias en mi vida:
Érase una que bajó al infierno
donde perdió a su amante. Y hubo un ánima
por siempre enamorada de un espectro.
Y hay más relatos. Y éste es muy contado:
Dirá que al bosque irá por un momento.
Te besará como quien va por más
cerillas. Nunca volverás a verlo.



ESTALACTÍTICO

Y cómo cuesta no ponerme triste
en esta tarde abierta al viento norte,
no replegar mis alas y sumirme
en las suaves olas de mi lecho.
Entonces, ya acostada, hacer memoria
de algún afortunado parpadeo,
mi calculada prohibición, mi airosa
tristeza alimentada con argento.
Y cómo cuesta no volver el rostro
en dirección al fresco de violetas,
y preguntarme en dónde he malogrado
los últimos temblores de mi sangre.
Hubiera sido justo que en la hora
exacta del hechizo, cuando terso
aún tenía el rostro tú amabas,
me hubiera vuelto yeso en la intemperie
.



ARGUCIAS FEMENINAS

Aún me queda un número en los guantes:
un hijo de ojos grandes, plasma cálido
y ombligo medicado con yoduro
que pariré en un marco de anestesia.
Su llanto habrá de ser tu media vuelta
después de haber dispuesto que te vas,
que ya te fuiste, y por aquel gemido
darás de nuevo con mis senos firmes.
A donde vayas llevarás su olor
y la visión compleja de su feria:
canarios de aluminio y marionetas
ahogándose en bañera soleada.
Imprevisible giro de coraje.
Ranura de tableta violentada
en pos del comprimido veintiuno.
Un trago de agua sella mi carácter
.






ELECTRA DUDA

Acaso esa mujer - creo haberla visto siempre -,
que me mira al modo mío
desde aquel inmenso espejo,
que viste mi traje azul
y lleva este pañuelo
de color dándole vueltas
en olas a los hombros
- parecía más contenta hace un instante -,
no soy yo.
¿Es posible dudar de los espejos?
¿Qué de la calóptrica y sus leyes?
¿Qué de las imágenes sensatas?
Años que llevo mirándome en sus rostros,
dudando seriamente de su fidelidad.
Anteayer el busto de Ifigenia, hija de Agamenón,
rey de Micenas y de Argos,
esta mañana Juana, abanderada y resuelta,
Virginia Woolf a la tarde, aterida de mar,
amamantando crustáceos.
Ahora, ¿ quién se atreverá a decirme
que esa mujer de enfrente
y sentada frente al espejo,
soy yo, setenta veces yo,
sin mirarse antes en él ?







MARGINAMIENTO

En fin, me pasa por andar de pálida
y por mi mala educación de hablar
de sangre soterrada y trino obscuro
con gente tan decente y sonrosada.
( Si lo correcto exige ponderar
el máximo centígrado del día
y disponer la voz a más asombros
previstos en tertulias de mujeres )
Me pasa por llevar a donde vaya
un extravío antiguo de relojes
y por dejar caer del gesto mío
fosilizados dientes de jazmines.
Los hombres ya se cuidan de mi lengua.
- Que tiene el virus -, corre la señal;
- y es improbable expectorar con suerte
el cúmulo de líquenes del pecho.



RESOLUTA MARTA LYNCH

¿ Qué te traes luciérnaga ?
¿ Qué te traes que embistes
mis espejos, sin pausa ?
No es de ti ciertamente esta torpe acrobacia;
yo te sé destinada para un rumbo más hábil
sobre un verde espacioso en la margen del río;
mas,
si acaso decides
dando giros mortales
perecer ante tanta resistencia dorada,
mira qué desconcierto:
¡ Una luz virtuosa anhelando la sombra !
(Del libro Todas las voces, mujer...)

.

.

EL VERDADERO MUNDO


Recuerdo el viento eterno de otras tardes.

Tocando castañuelas prodigiosas
le daba larga cuerda a mi niñez.
Yo le pasaba alegre mis cabellos,
mi falda, y él, jugando, se los daba
al perro que ladraba tras de mí.
Correr, reír, morir de golpe sobre
el liso pasto, la colina aquella,
el verdadero mundo a la intemperie,
en donde el sol echaba mil monedas.
Después, de flores sucia todavía,
volver a la casona mansamente.
Mi voz quedó colgada de las ramas.
Mis ojos se vaciaron en garúas.
También perdí mi nombre. ¡Nada! ¡Nadie!
Soy yo sin la niñez de mi alegría.


Enlaces de interés:

http://www.poemas-del-alma.com/blog/delfina-acosta

http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/acosta_delfina/index.htm

11 comentarios:

  1. Delfina, quiero darte la bienvenida a este nuevo espacio..gracias por enviarme los trabajos tan fantásticos que tienes.

    abrazos,
    Erika

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  2. ¡Enhorabuena Erika!
    FELICITACIONES POR ESTE NUEVO ESPACIO!

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  3. Felicitaciones, Erika, tu bondad y generosidad no conocen límites.
    Ojalá recojas los frutos de la magnífica siembra de amor que prevalece en tu vida.

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  4. Delfina poeta y difusora de poetas, como Erika.
    A Ambas gracias por el esfuerzo y la gloria de la Palabra.

    Un abrazo Gus.

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  5. Anónimo20:00

    preciosos poemas, los he leído todos, me han encantado, preciosos

    amor

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  6. Me gustó mucho tu idea de dar un espacio para que los amigos expongan sus trabajos.

    Un broche de oro: La música de despedida.

    Martha Ferrari

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  7. Erika: Realmente un acierto la inclusión de los poemas de Delfina. Es poesía de la buena, con un ritmo y una cadencia extraordinarios. Todos muy hermosos. Un fuerte abrazo.
    Y felicitaciones de nuevo por el espacio.

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  8. Buena difusión Erika, los poemas de Delfina de mucho valor y profundidad, abrazos desde elPerú, Julia del Prado

    http://losamigosdejulie.blogspot.com
    http://Juliesusfotosyescritos.blogspot.com
    http://eltuturutudejulie.blogspot.com

    www.juliadelprado.huacho.org

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  9. Tu último poema el verdadero mundo es sensacional, gracias por darme la oportunidad de colgarlo en mi blog.

    Erika

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  10. En fin, me pasa por andar de pálida
    y por mi mala educación de hablar
    de sangre soterrada y trino obscuro
    con gente tan decente y sonrosada.


    que real estos versos.

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Porque es bello dejar la huella después de haber pasado, sobretodo si es para felicitar a este autor...

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