Isabel V. Krisch

Currículum Vitae:

Formación: - Estudios incompletos en Letras: Universidad de Salvador.
- Profesora de Geografía del INSP “Joaquín V. González”.
- Correctora Literaria: Universidad de Belgrano.
- Talleres Literarios desde 1993.

He editado tres libros de poesía: “Cruzar el Lodazal” (1997) Libros de Tierra Firme; “Que se rompa el amarillo” (2000) Libros de Tierra Firme.
Ambos editados con el apoyo económico del Fondo Nacional de las Artes.
El tercero se llama “Entre la roca y el aire” Nuevohacer Grupo Editor Latinoamericano.
Participé en diez antologías, nueve de ellas ya editadas: Antología del Taller de la Siesta años 1993, 1994, 1995, de la coordinadora Prof. Ana Guillot; “Sombreros en Venta” (1996) Libros de Tierra Firme; “20 Voces destacadas de la Poesía Argentina” TOMO II (1996) Editorial Nueva Generación; “Que no vaya a suponerse” (1997) Ediciones de la Siesta; “La voz viene del Pasillo” (1999) Ediciones de la Siesta; “Mientras limpiamos la jaula” (2001) Ediciones de la Siesta; “El Placard” (2003) Ediciones de la Siesta.
La última está en proceso de edición.

Experiencia Laboral:

En Docencia: Tengo una antigüedad docente en colegios secundarios de la Zona Norte del Gran Bs. As. de 28 años.
En Corrección: He realizado la corrección de varios libros de autores independientes. Y, para la Gráfica Integral, Gráfica Maorí y Universitas S.R.L. Editorial de la Universidad Católica Argentina (UCA).
En Radio: Conduje el Programa “Mejor esos Mundos” FM 93.1 Radio Fénix. Martínez - Provincia de Buenos Aires (años 2001/2002)
En Escritura: Libro “Vía Garibaldi 25. Camerano”. Del señor Antonio Rabini. Biográfico (2005).
Libro “De mi tiempo, simples memorias”. Del señor Roberto M. Ferronato. Biográfico (2007).
Ambos están editados.
Y, en proceso de edición y sin título, dos libros más, de la señora Mercedes Echevarrieta y del Dr. Carlos López.

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Poemas de Isabel:

somos lo que muere
un soplo a veces subrepticio
ilegítimo encubierto
tal vez un tatuaje para el corazón
de alguien

en el mejor de los casos

perdemos la piel
que se desanuda
en escamas yuxtapuestas

a cada minuto persiste
en el abandono
como un rito
volátil
el envoltorio en capas
se deja ver deshilachado
en el haz que brilla

es una repetida realidad
una muerte omnipresente
que nos va llevando el cuerpo
y nos abisma a lo más íntimo
de la alquimia que somos

a la ruta luctuosa y lagrimable
a los nueve círculos
a la disolución mineral

el ejercicio consiste en
inhalar oxígeno puro
sin estridencias
no permitir la inflamación
de los pulmones
hasta que duela
—no hace falta—
es indispensable el goce
la convulsión
que provoca el paso
del aire
por los inhibidos conductos
retener
y exhalar
regular el ritmo

y evitar la asfixia

la pregunta es la incompletud

en recorrido ilimitado desde
el centro del cerebro hacia cada órgano
el cuestionamiento transita

palpa el dedo del ojo que no ve
porque sólo intuye la falta
y el sentido digital revisa las señales que conoce
y las nuevas

(es que ha habido tantos cambios)

entonces la pulpa táctil revisa huecos cavidades
ritmos membranosos
que tejen las estructuras
el enlace natural de las túnicas endógenas
las sílabas entrelazadas
las adherencias

se desliza tanteando cada pared
en ardid habilidoso
cada escondite recodo ángulo
para entonces acariciar
la sutura fresca
y comprender

(el procedimiento aclara el enigma)

la respuesta
es
la incompletud

digo que recuerdo la venida de los hijos
que llevo en presencia aquello que hube sentido claramente
como si entre las manos de Dios la vasija
(y la cabeza y el hilo y la virtud)
que sostiene en exacta conexión los órganos
esfuerzo/entraña
y en el vínculo del cuerpo el corazón la mente la mano el eje
la espalda recta
un ala alguna vez
y el discurrir de un vuelo terrenal hacia otra vida
con la lágrima que aborda el mejor puerto
—sustancia universal—
lago/gemido
un paciente pujo concluye la gesta
doscientos setenta días
tantas veces
y un niño sí el otro no y el llanto interminable
uno y otro recuerdo y digo
cuánta puesta en juego
cuánto abrirse como una comarca fértil
que invita a deambularse
cuánto columpiar las banalidades
sin contención debajo
y el elástico rompiéndose en el camino

dije que recuerdo la llegada de los hijos
y el tiempo del lloro ensimismado
de pena-alegría-alegría-pena

las vísceras en desorden
tanta pérdida
—basta—
están cansadas y dicen ellas ahora
como el dedo que se muere antes y parte
como la rama seca del árbol

el podador ya está listo

navegan gotas
en planos inconscientes
una a una entran y salen
salen y entran
de cada rincón y a cada orificio
fluye la linfa repta la sangre
orines bilis sudor
y la saliva se agita

navegan los líquidos
se acumulan en la epidermis
los fluidos llegan a la superficie
en caos los poros de la piel
cuando algo se trastoca

y cambia

y un pedazo de uno

desaparece

este cuerpo elige ser real
bajo la geometría de un nuevo desafío
se arroja como un pez
abruptamente
el alma está dispuesta
los pechos se cargan de jugos
el mentón de azahares
las papilas conocen la réplica

se anima
para no morir sobre un pétalo

sé que él puede
aunque lo invada una gota de naufragio
cada tanto

aunque esté cansado de cavar y cavar
todavía
desconociendo el dialecto

este cuerpo elige su entelequia
la voracidad
y el beso cardinal

se dice que el cuerpo del otro no duele
que un padecimiento en un solo punto fijo del nuestro
es la mayor devastación

pero algunas veces ciertos estímulos
acaecimientos externos
experiencias que alcanzan nuevos umbrales
ramifican la mirada hacia
otras hebras vetas fibras otros filamentos
se revelan las actitudes de los hombres
que exhuman sus miserias
ese plan desencajado para destruirse
que hace detonar la desvergüenza
aberrar la simetría
corromper y ajar la libertad de las pasiones
desmesurar la morbidez la guerra
la deyección de lo malsano
la enfermiza necesidad de exterminar

algunas veces repito
reconocemos con la mirada nublosa
ese plan desatinado de los hombres